9/4/20

Bálsamo para una crisis (VI): pequeña historia hacia un parque.

El cansancio se refleja en los ojos de la gente. Sus aplausos simulan que rompen la hora, las ocho, y ejercen de válvula social. Funciona. La tensión decrece. Se deshinchan los párpados y se dedican sonrisas bien ruidosas al vecino. Llegan. Una niña hace resonar un trombón en el balcón de abajo. Alguna nota se rebela, como buscando fugarse de la cárcel pentagrámica. Nadie osa perseguirla, mañana volverá. Los perros, confinados en un reducido aparte del parque, se agitan. Se desafían, casi con tristeza. Andan más nerviosos de lo habitual: la ausencia de carreras también les hace mella. Palomas y cuervos, en cambio, parecen disfrutar de su reinado. Gobiernan árboles, yerbas y fuentes. Rosales y muros. Caminos sin canes. Solo algún gato extraviado se pierde entre sus propiedades. La niña del trombón le llama, pero el gato busca los restos del inexistente almuerzo escolar. Hoy no, ni ayer...pero mañana volverá.

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