28/12/15

El Relato del 27 (de Diciembre): Frío otoño de Navidad

Dejó el corcho sobre el mantel y se sirvió una copa de vino. Con sobriedad, sin ningún tipo de ceremonias ni aparejos de cristal. Le gustaba contemplar la etiqueta mientras la botella permanecía sólidamente erguida y aún no era un verde fantasma de vidrio. No era la información, un caso como tantos otros de entintada inutilidad. Era la belleza que alguna de ellas conseguía transmitir, activando su curiosidad mucho antes de que el resto de sus sentidos fueran despertados. En los casos más extremos, el ansia aniquilaba su expectación, arrancándole interrogantes del pecho y bajando su centro de gravedad a algún lugar entre su estómago y su útero. Una ansiedad que le devoraba por dentro como un animal con garras que fisgoneara entre los resquicios de sus células. El jaguar rebelde y oculto, con un colmillo ensangrentado y el otro goteando bilis, que se alzaba victorioso frente a una curiosidad hecha jirones. Aquel 29 de noviembre había conseguido domarlo, a diferencia de lo que solía ocurrir antes de la primera visita al doctor. Quizás ahí radicaba la explicación a su todo. Ahora, era tarde para buscarla.

Abandonó la cocina sin prisa, con la triste seguridad de que nadie tocaría su copa llena. Permanecería allí, junto a la botella, esperándola para complacerla en un trío inanimado y patético. Se mezclarían sal y astringencia, agua de mar, alcohol de farmacia tabernera y aún más sal. Sería el único fluido derramado sobre el estricto luto que le envolvía. Subió las escaleras, cuyo pasamanos ya lucía engalanado de espumillón rojo y oro. Desde el pasillo superior, que se abría al salón en forma de mirador, observó el pequeño abeto de navidad. No más de un metro de árbol, bastión infranqueable donde se amotinaba el espíritu de las navidades pasadas. Podía ver de nuevo a su marido con aspecto joven, atractivo, sin aquellas malditas manchas en la piel. Respirando. Podía ver de nuevo a su hijo como el alegre niño que fue. Escuchaba aquella risa que, con el tiempo, murió asfixiada por un fango plomizo, amalgama de cenizas de padre y llanto maternal de madrugada. Resultaba irónico pensar que lo vería por última vez como una proyección de su mente, el denso espectro de un chiquillo de apenas 6 años. Cuando abra la puerta el 24 de diciembre, encontrará la casa como hace años, impoluta y en perfecto estado de revisión, sin rastro de morfina en las esquinas. El único reproche será un árbol seco que confirmará, a modo de lápida, la muerte del perverso espíritu navideño.

Entró en su dormitorio y empezó a desvestirse. Era un otoño frío, pero disfrutaba con la intensa sensación que le producían cientos de agujas imaginarias sobre sus músculos en rigidez. Se tendió sobre el edredón de tonos tostados que él había escogido. Una sonrisa se perfiló en su rostro: era el color de su perro labrador, el que le acompañó durante toda la infancia. Comenzó a calentar su cuerpo, primero con suaves abrazos, que esparcieron la sonrisa a cada uno de sus poros. Luego, sus manos temblaron sobre su piel más delicada. Tocando. Apretando. Acariciando. La escarcha que le cubría alma y cuerpo se evaporaba. Hacía aquello raramente, no por vergüenza ni creencias, sino por falta de ganas. No obstante, la ocasión lo merecía: sería su última vez, su adiós. Cuando terminó, se dio una ducha de agua caliente, se puso el vestido rojo que tanto les gustaba, y bajó las escaleras.

Disfrutó de la primera copa de vino, espaciando cada sorbo, diseccionando aromas. Al percatarse de que el mantel ya asomaba al fondo, volvió a llenarla. Esta vez, el trago fue apresurado e inquieto, casi como el del asqueroso jarabe que obligan a tomar cada ocho horas. Supo que era el momento exacto de escribir aquella carta. Antes, no habría tenido el valor. Después, estaría demasiado borracha o demasiado muerta. Y entonces, con la serenidad del reo en la víspera de horca, cogió la pluma. Con la carta esperando bajo el abeto y la botella vacía sobre la mesa, salió a la noche para desaparecer y ya nadie volvió nunca a verla.

Aquel 24 de diciembre, Miguel entró en casa de su madre. En medio de la oscuridad, la lamparilla iluminaba los pies de un árbol, que buscaban un hogar entre la arcilla. Sonrió al comprobar que, aunque no era el más bonito, por fin se había animado a ponerlo. Llamó. Llamó por segunda vez, pero la única respuesta fue un escalofrío en la luz. Se acercó a ella, respetuoso. Una botella tumbada y vacía servía de apoyo al sobre en el que, con caligrafía de las de antes, vio escrito su nombre. La luz tiritó de nuevo cuando Miguel rasgó aquel sobre y siguió estremeciéndose mientras era despojado de su contenido. Algo perplejo, el hijo leyó entonces una hermosa y sencilla carta de despedida. Y con lágrimas en los ojos, supo que aquel sería el mejor regalo de navidad de toda su vida. 

The Magpie. Monet, 1868-1869.

22/12/15

Saturday Wine Night: Intipalka 2013 Cabernet Sauvignon-Petit Verdot.

Se acerca la Navidad y comienzan a llenarse los manteles de delicias y viandas. Nos reunimos con amigos, conocidos, familiares y hasta algún que otro pelmazo fácilmente identificable como tal. Por suerte, los menos. 

No aparece ninguno de estos últimos en nuestra agradable velada cosmopolita, donde gentes de Perú, Nueva Zelanda, Francia y España nos sentamos en torno a una mesa para degustar auténtica comida peruana, que ya dejó de ser una mera tendencia para convertirse en una feliz y sabrosa realidad. En la mesa, Intipalka 2013, venido directamente en maleta propia desde los contornos de Ica: Viñas Queirolo

Es un vino poderoso en todos sus aspectos. Subido de capa, hermoso color granate. Aunque presenta un elevado grado alcohólico, éste no se revela en nariz, donde se expresan aromas potentes de fruta negra (grosella) y, algo más tímidos, aparecen notas torrefactas y de especias (pimienta). Quién diría que sólo algo menos de su mitad durmió en barrica francesa durante seis meses. En boca es cálido, con un tanino de los de "aquí estoy yo" que, sin acabar de estar pulido, robustece este vino. Una buena acidez termina por equilibrarlo.

En la mesa, una excelente causa limeña nos encandila: papa, palta, cebolla, atún, huevo, aceitunas... finura en plato. Desaparecida ésta en un abrir y cerrar de ojos, aparece un ají de pollo (no pudo ser de gallina) acompañado de arroz: aunque sustituidas las pecanas por nueces corrientes, se disfruta, nos encandila, hace que naveguemos hasta otras tierras y manan anécdotas de viajes, cordilleras y terruños lejanos.



13/12/15

Saturday Night Wine: Roy Soleil Philippe Gonet Brut

Llegan las burbujas desde Champagne para hacernos la vida más apetecible, y permitirnos fiestas de diversos disfraces, encuentros en clave de Re (por supuesto, Mayor), medio despedidas que son un hasta enero, hastaprontos que son auténticas y certeras despedidas, celebraciones del final del inicio de algo (enhorabuena Thibaut por esa Tesis Doctoral), cartas emborronadas por servir como posavasos de flautas, senos de cristal donde beberse el mundo (que muchos, aunque no tantos como hubieran querido, cambiaron por tacones de tacón alto), e incluso botaduras de barcos de nostalgia en la íntima soledad del libro leído por tercera vez.

El Roy Soleil Philippe Gonet Brut, con su extenso rosario de letras, es un Blanc de Blancs elaborado a partir de uvas de Chardonnay que fermentan en barricas de seiscientos litros, regalándole consistencia manoproteínas mediante. Aunque sin ser grosera, a la vista no me atrevería a definir su burbuja como fina finísima. De color amarillo muy pálido, presenta reflejos verdosos. En nariz surgen aromas a manzana verde y corteza de limón. Bien estructurado en boca, seco y con excelente acidez. aquí la burbuja consigue sonrojarme por lo antes escrito, toma otra dimensión, se liliputiza y refresca y se cuela y se expande por cada papila. Largo, muestra notas de cítricos y de vainilla.

En esta ocasional y momentánea separación, algunos de los miembros del grupo de catas lo disfrutamos con un exquisito bûche de Noël ded chocolate relleno de frambuesa. Aunque otros lo hicieron con quiche de salmón y queso de cabra, los menos con foie (literalmente voló), y los más con mil y un coulants au chocolat. Y ustedes, ¿con qué lo hubieran gozado?




5/12/15

Saturday Night Wine: La Clape L'Insoupçonné 2012

Entra diciembre con temperaturas algo más altas de lo que nos parece ser habitual. Hasta el 11 de diciembre se reunirán en París multitud de dirigentes internacionales en la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático, más conocida como "la COP21". Si nadie lo remedia, ciudades, humanos, animales y todo lo que comprende este planeta, incluido viñedos, se va a ver afectado (tal vez engullido) por este fenómeno que, ya demostrado, parece que no tiene vuelta atrás.

Catamos un vino del sur de Francia, de esos  cálidos y sabrosos, y cuya vinificación se intuye enfocada casi obsesivamente a la extracción. Esta vez, por fortuna, de manera más que acertada, sublime. Mourvèdre y Syrah de la mano, La Clape L' Insoupçonné 2012 no resbala en la copa, sino que se desliza en ella: denso, púrpura, vistiendo capa muy alta y dibujando un ribete todavía violáceo. En nariz es muy intenso, goloso, con notas a pan tostado, cacao y fruta muy negra. Explota en boca, complejo,con un leve recuerdo mentolado, tanino muy pulido, sedoso pero enérgico, y largo, largo...largo.

Excelente maridado con un cochinillo al horno a la segoviana, de esos que casi se derriten y que, si nos descuidamos, no tendremos tiempo de masticar.

Sugiero a los productores de regiones más al norte, y también a los de zonas atlánticas, que tomen muy buena nota. Por lo que pueda llegar.


29/11/15

Saturday Night Wine: La Rectorie Côté Mer 2013

Un año más, un año menos, como decía la canción de Vetusta Morla. Es tiempo de celebrar con amigos este lindo año, y nos inventamos la fiesta del Riskosour, entremezclando las bondades del auténtico pisco peruano (bendito diablo de los Andes) con los dados, las estrategias, la persecución del ejército amarillo o la conquista de la mítica Kamchatka. Entre medias, auténtica paella valenciana modo guerrilla (cierren los ojos los puristas: en sartén ancha y sin "bachoqueta", pero con garrofón) y unos cuantos vinos. Entre ellos, La Rectorie Côté de Mer 2013.

Vino procedente de la fronteriza zona de Collioure (en concreto, Banyuls-sur-Mer), se elabora a partir de uvas de Grenache, Cournoise, Carignan y Syrah. De bonito color rubí brillante, aparecen notas intensas de fruta roja en nariz. En boca destaca la acidez, que le dan frescura, y surgen toques de grafito y minerales que acompañan a la grosella roja. Aunque descansa 12 meses en barrica, la influencia de esta es muy leve, respetando el aspecto varietal sin apenas interferencias aromáticas. El tanino se presenta vivo pero sin agresividad, y su grado alcohólico no consigue robarle nada de su fineza y elegancia. 

Aconsejaría este vino acompañando un buen pescado con cierto contenido graso, como por ejemplo, un emperador que, a la parrilla, sostendrá perfectamente este  tinto sin ser devorado por él.

27/11/15

El Relato del 27: Bella Ciao

Con el paso firme y la mirada fija en lo que quedaba del campanario. Ningún gesto, ningún movimiento superfluo. Así cruzó la enlutada figura frente a él. Pausadamente, cogió su sombrero y lo alzó apenas unos centímetros:

-Buenos días, señorita. Un hermoso día, ¿no es cierto?
Martina no se detuvo, ni siquiera redujo el paso.

-¿Desde cuándo no son rojas las flores en esta ciudad?- insistió él.
Aquellos pies descalzos quedaron clavados. Estática durante unos segundos interminables, Martina acabó por girarse, la mirada más altiva si cabe. Fijándola en los ojos del hombre, escupió al polvo de un camino repleto de hormigas que, de manera marcial, desfilaban en tiempos de guerra. Mantuvo su mirada, volvió a escupir sobre uno de los minúsculos batallones y, sin decir una sola palabra, siguió su camino.

-Zorra orgullosa...algún día será mía- pensó sin dejar de mirar la oscura cadencia de Martina alejándose. 

-No deberías haber hecho eso. Al menos, no dos veces- le recriminó el padre Guillermo. A pesar de la cobarde ambigüedad pontificia, el clérigo quedaba fuera de cualquier sospecha de colaboracionismo. Martina, finalmente, bajó los ojos. Sabía que el padre tenía razón. Desde que Italia entró en liza, aquel hombre había sabido ganarse a los alemanes. Primero fueron pequeños favores; detalles nada comprometedores para un país que, si bien pertenecía al Eje, siempre mostró recelo frente a la arrogancia del Reich: unas imposibles botellas de barolo, cestos de queso, la inocente traducción de documentos oficiales...Les siguieron los relatos de la historia de cada familia, la entrega de algún cotizado chisme o la de ajados mapas geológicos del valle. La única voz que protestó fue la del maestro Mangiaterra, quien pareció suicidarse en la laguna a las pocas semanas. Después comenzaron a desaparecer libros de familia de la parroquia, albaranes e instrumental de la clínica. Fue cuando empezaron sus paseos nocturnos y abandonó su pequeño local de cerrajería.

A partir de entonces, murmullos privados: era el único en Borgonero que tenía para fumar, el único con todos los dientes (dos de auténtico oro aparecieron en su boca el mismo último día que se vio a Gennaro Fumagalli), el único con agua de colonia y puños blancos. Muchas fueron las madrugadas que Zappa se lo encontró en mangas de camisa, oliendo a cognac del caro y con pálidas mujeres de indudable origen y ocupación.

-Padre...tengo miedo. Mucho- susurró Martina, apretando con fuerza la mano del anciano. 
Sophia Loren en "La ciociara" de Vittorio De Sica, (1960)


21/11/15

Saturday Night Wine: Coeur de Roche 2010

Con la intención de devolver vida a los muebles de la abuela de mamá, Chic & Bohème es una especie de cueva de Alí Babá en Montpellier con ciertas reminiscencias hipsters. Encontraremos grandes muebles antiguos, pequeños objetos kitsch, postales de los años 80, de los 70 y también mucho mucho más antiguas. Sillas de barbero (quiero pensar que de barbero...), delicados cacharros de cocina que tentarían a entrar un ejército de patosos elefantes, algo de polvo, hermosas cartas navideñas, bolsas de papel rellenas de anónimas sorpresas, óxido con encanto, jaulas vetustas para pájaros melancólicos, lindas joyas de rústico metal, ...todo se ordena en exquisita amalgama, junto a botellas de excelente vino, quesos refinados, mermeladas de pura fresa y otras delicatessen. Y todo ello envuelve a una tercera función: la de, por lo que cuentan, magnífico restaurante.

Siendo más que un lugar físico, acudo a esta atmósfera con un amigo, quedando ausente un tercero por fatiga semanal. Se ha organizado una cata con vinos del Château Moulin Caresse, cuyos propietarios, parece ser, son familia de los responsables del coqueto local. Situada en la Appellation d'Origine Controlée Montravel, perteneciente a la zona de Bergerac, Bodega familiar que, desde el siglo XVIII viene elaborando vinos de calidad. 

Catamos dos blancos, tres tintos y un dulce ligero. De entre todos ellos, destaca el Coeur de Roche 2010, el vino emblema y de alta gama de esta bodega. Aunque les sugiero no perderse tampoco un blanco de, principalmente, Sauvignon gris, del que surgen unas increíbles fragancias mentoladas.

A partir de uva de Cabernet franc, Cabernet sauvignon, Malbec y Merlot fermentada directamente en barricas, cuyo espíritu envuelve sus exquisitos aromas a fruta, se trata de un vino con mucha capa, de color granate con ribetes (¡todavía!) violáceos. Intenso en nariz, desarrolla aromas de regaliz y trufa. Su ataque en boca es equilibrado, con una no excesiva (ni tampoco extrañada) acidez y mucha carnosidad. En el paladar se liberan, junto a las anteriormente mencionadas, notas de tabaco, fruta negra y sotobosque. Perdura largo tiempo en boca, y, cuando se va apagando, te pide dar otro profundo y pausado trago a la copa.

Su presentación es fina, con una sencilla pero estilosa etiqueta. No es necesario más en estos casos. Lo degustamos con una amplia variedad de quesos franceses, pan tostado y charcutería. Un vino de esos que invitan muchas veces a ser degustados sin nada más que copa y amigos, pero que acompañaría perfectamente un buen ternasco aragonés, crujiente por fuera y tierno en su interior. Por supuesto, siempre en buena compañía. Gracias Etienne por esta propuesta de cata.





14/11/15

Sadturday Night: que la luz nunca pueda ser apagada

En el día tras la barbarie sólo quedan vasos rotos, de filos acolmillados y ponzoña desbordante. Mi amigo Jairo lo describe en cuatro palabras: el mundo se autodestruye. Y todos, quizás, hemos contribuido a ello de alguna manera u otra. Aunque nos cueste reconocerlo.

7/11/15

Saturday Wine Night: Initiale 2012

He de reconocer que en un principio no fui muy amigo de los vinos Bio, que siempre me parecían ásperos, antipáticos o mal elaborados. Así que, poco a poco, dejé que cayeran en el olvido, convirtiéndose en especie extinta en todos mis botelleros y en no pocos de los de mis amigos. Pudiera ser que con el paso de los años, las técnicas hayan ido mejorando y los elaboradores cogiendo mano. O tal vez, simplemente, errara en mis valoraciones.

Este vino, elaborado con uvas de Syrah, Grenache, Carignan y Mourvèdre, me trajo la fe que nunca tuve en los Bio. Llega desde la Appellation d´Origine Contrôlée Saint-Chinian, en concreto del Domaine des Jougla. Opaco, de color rojo rubí, es muy intenso en nariz, con aromas golosos de grosella negra y confitura de arándanos, pero también a tabaco. Con una buena acidez y un tanino marcado pero suave, entra en boca aterciopelado, manteniendo los aspectos aromáticos y añadiendo evidentes notas a cuero. Complejo. En boca es medio-largo, quedando un ligero y agradable amargor final. 

Sería aconsejable no servirlo a más de 18 ºC, y podría acompañar muy bien a un muy murciano pastel de carne (los de la Pastelería Espinosa son soberbios). Sólo les diré que, a falta de dicha delicia gastronómica por razones de distancia, ya he encargado otra caja de seis botellas de este Initiale 2012.

31/10/15

Saturday Night Wine: M de Madiran 2013

Mañana de domingo post-halloween...discúlpenme los puristas: no, ya no es sábado, pero aún se dejan notar restos de pintura en uñas y rostros, algunos niños (y no tan niños) continúan disfrazados y facebook regurgitará fotografías de calabazas, vampiros y brujas al menos durante una semana. Mañana de domingo de Todos los Santos, decía, de cálida temperatura, desastrosa para los polos pero óptima para un aperitivo de cumpleaños, manta y arena al pie de las olas mediterráneas.

M de Madiran es un vino con una excelente relación calidad-precio, de esos que cumple el perfil deseado por todos aquellos que me preguntan por un vino mucho más que aceptable en cualidades pero que no tenga un precio desorbitado, o casi. Nace a partir de racimos de la variedad Tannat, que aunque es uva en general de alto contenido tánico (como su nombre indica), en esta ocasión se muestra dócil en cuanto a astringencia se refiere.

De color rojo cereza, los aromas de frutos rojos muestran un claro dominio sobre cualquier otra gama aromática. En boca es alegre, vivo, y aparece con una significativa acidez que compensa su liviandad. Vuelven a presentarse las notas a grosella, sencillas pero muy agradables. Su paso en boca es medio. Un vino fácil de beber, sin pretensiones pero muy simpático, si me permiten el galicismo. 

Nosotros lo acompañamos con bastoncitos de pepino y de zanahoria embadurnados de excelente hummus. Por supuesto, bautizado con un generoso chorro de aceite de oliva. 


27/10/15

El Relato del 27: Noches de viento sin luna

De espesa sangre en tonos plomizos, el hombro derecho cargado de obsesiones y torcidos los huesos del izquierdo por el azote de continuas depresiones. La mirada, perdida en los ojos y nítida en el alma. Los años, cerrados en un círculo de número exacto. Así son los nacidos en noches de viento y sin luna. Tres puestas de sol evitaron que protagonizara aquella leyenda de viejas arrugadas. Mamá sonrió cuando palpó mis menudos hombros, comprobando que ambos estaban en su sitio y sin ningún atisbo de malformación. Tras las  reiteradas promesas del doctor de que mi peso se correspondía con mi talla, mamá rió durante varios minutos. O, al menos, eso dicen mis tías que pasó. En cuanto a mi manera de mirar, no hubo manera de comprobar si, aun con los párpados entrecerrados, era capaz de captar algo más que los movimientos y colores que inundaban la habitación. La familia de mi madre, supersticiosa como todas las de aquel maldito pueblo entre pastos, no se dejó tranquilizar por tres noches de más o de menos.

Mi memoria vio la luz algunos años más tarde, durante una calurosa tarde de mayo. Ese mes comenzaban los veranos; a partir de entonces, mis pequeños tesoros, depositados minuciosamente dentro de una desgastada bolsa de deporte, esperaban el largo viaje hacia tierras navarras. Recuerdo los objetos, aunque jamás supe la procedencia de la mayoría de ellos: el peluche de un niño indio con su osezno, un frasco de agua de colonia, el libro de animales de la montaña y también el de los astronautas, un llavero de madera y, en el bolsillo del lateral, los caramelos de café y piñones que mi abuela, a escondidas, me había dado a lo largo de todo aquel año. Sabía que aún faltaban mil o dos mil días para que mi padre nos llevara al pueblo, pero me deleitaba mirando aquella bolsa, meditando si había sido un ahorrador de caramelos lo suficientemente previsor. Todo este ritual se repitió con exactitud durante años, justo hasta que mi abuela murió.

Aquella noche vieron un perro negro frente el portón trasero, el del establo. Sentado sobre sus patas traseras, no tuvo la paciencia de esperarla hasta las primeras luces del alba y desapareció muchas horas antes en la oscuridad. Eso es lo que, al menos, cuentan mis tías. Quizás por culpa de aquella impaciencia mi abuela no encontrara el buen camino. Este pensamiento me acompañó muchos años, durante los cuales una pequeña linterna sustituyó a los caramelos de café y piñones en el bolsillo lateral. Cada año, cuando la verbena de la Virgen de agosto, un rayo salía desde la mesita, iluminando la tupida cortina del fondo a partir de la 1:30, tras sonar mi reloj calculadora. Algunos restos de claridad traspasaban las sábanas bajo las que me sumergía, allí donde el sueño acababa por vencer a la excitación. El año de la sequía, el resplandor se apagó antes de que mis ojos se cerraran, y pude escuchar el aullido de un perro. Segundos más tarde, una sombra de mujer cruzó la habitación, saliendo a través de las cortinas a una noche de viento y luna nueva. Los ojos del alma no engañan. Al fin y al cabo, ¿qué son tres noches de más o de menos? 


24/10/15

Saturday Night Wine: Sveti Martin 2014

Me regala el cosmos (o un remoto político, tal vez un malicioso lobby, o, ¿quién sabe?, una sociedad secreta y ambiciosa) una hora de hermosa velada pre-dominical con amigos. Un tesoro que parece se escurre por nuestros dedos para embeberse en nuestro alma.

Olivas del tipo Lucques de pay, jamón origen España, pan hecho en casa, queso de oveja, también olivas negras, y una salsa de yogur y mostaza en la que zambullir bastoncitos de zanahoria y arbolitos de coliflor; todas estas viandas acompañaron a un blanco que, desde Vipavska Dolina, y a doblemente dos ruedas, viajó junto con Etienne y Arancha para ser descorchado en esta tierra de vinos.

Elaborado con uva de la variedad Zelen (totalmente desconocida hasta el momento por mí), se presenta elegante con una etiqueta rota en tres, donde un ángel, un sabio y un santo debaten en tonos sepia sobre algún tema más terrenal que divino. Amarillo con reflejos dorados, en nariz aparecen aromas de tipo cítrico. De buen ataque en boca que expresa una hermosa acidez, mantiene las notas de pomelo y sorprende -y mucho- con unas singulares notas picantes (ligero recuerdo a cayena). Este caldo esloveno se antoja ideal para tomar en aperitivo y, aún más, con comida asiática: pollo tikka massala, sushi o sopa de langostinos con leche de coco.

Cerró la cena un estupendo fondant: magma en prisión de espuma, mientras conversaciones sobre el sentido de los sueños, las bondades de los níscalos o la elaboración artesanal de cerveza. Y ustedes, ¿qué hicieron con su dádiva temporal?




17/10/15

Saturday Night Wine: Sancti Cosmae 2013

Noche de concierto: irreverente en su elegante vestidura, le cubren las espaldas siete elegantes pingüinos de aires jocosos que funden las suyas con voces de mujer del este de occidente, brillantes y chirriantes trompetas compartiendo escena aleatoria con saxo, clarinete o flautín, cuerdas vocales que siguen y persiguen a la percusión, arcos apuntando al cielo y también con la mira puesta en el alegre infierno que provoca se agiten brazos, se baile y se lancen claveles ardientes al escenario.

Sancti Cosmae 2013 (Domaine de Foltodon) precede la fiesta y algarabía, aunque bien podría acompañarla, solaparse con ella, posponerla, resumirla o alargarla hasta las primeras luces del alba. Elaborado con Syrah, de aranero perfil moderno, es mucho más tradicional de lo que parece. Vino de capa alta, morado y no violeta, insisto que morado. Aromático, te traslada con sus notas de caramelo de nata a la infancia, botas y charcos y saltos y brazos agitados y más saltos en días de lluvia. También aparece el cassis, muy concentrado, intenso, casi embriaga. En boca es carnoso, creado para hincarle el diente, te hincha los carrillos que podrías tocar y tocar esa trompeta chirriante, festiva, pero que también sabe jugar al luto y a la melancolía. Un vino para las ocasiones, para bodas de camisas humidificadas o entierros de agridulce sonrisa y copa en mano.

De Goran y su banda, hablaré en otro momento...

      



16/10/15

Verdil

Disfruto husmeando en sus conversaciones, ahora que nadie me cuenta nada. También fisgo en los pasillos y, cuando paso, infinitas pelusas levitan como copos de nieve gris. Adoro meter la nariz en sus platos, vasos y tazas, olisqueándolos con deseo y nostalgia. Ayer aspiré frescos aromas a limón y manzana de la copa de Sara. Ella parecía ignorarme, parapetada tras una botella. Según la etiqueta, "un vino joven, pálido con reflejos verdosos, buena acidez...". Me hizo gracia la coincidencia y, burlonamente, releí en voz alta: –Mira, pálido y con reflejos verdosos, ¡como yo!–. A Sara casi le dio un vuelco el corazón cuando escuchó tales palabras surgidas de la nada y, chillando, huyó como alma que lleva el diablo.
El fantasma de Canterville.
Ilustración de F.H. Townsend (1887)

10/10/15

Saturday Night Wine: Aura 2014

Hago las compras de la semana y, ya que esta noche sabatina disfrutaremos de una cena entre amigos, decido adquirir una botella de vino de Rueda para compartir, mención aparte de algunos ingredientes que devendrán en un espléndido salmorejo. Intento no excederme con el ajo, ponerle el punto justo de coriandro y pensar en algún truco para evitar el pan.

Aura es un vino de la variedad Verdejo elaborado en tierras pucelanas. El del 2014 se presenta amarillo pajizo a la vista, pero con alegres brillos verdinos. Es muy aromático, y entre la concurrencia, en su mayoría francesa) no paran de preguntar si se trata de la Sauvignon Blanc. Chauvinismos aparte, que se dan en todos lados, es cierto que presenta unas notas que podrían recordar a la anterior: heno recién cortado y flor blanca. En boca se muestra mucho más frutal, con recuerdos a albaricoque poco maduro, y sin perder ni un ápice de su intensidad en nariz. De acidez más que correcta, hizo las delicias de todos los presentes, sin nada que envidiar a un complejo y sabroso Viognier (Domaine de Clovallon) que por allá rondaba.

Sorprendido me quedé cuando comprobé que este vino casaba a la perfección tanto con mi presumido salmorejo como con una exquisita torta de naranja bañada en crema inglesa. No tengan miedo a correr este presunto riesgo.


7/10/15

Merseguera

"...al pueblo. La plaza mayor se ha llenado de gigantes con coronas y cabezudos de rasgos iracundos, y a todas horas retumba la música de la fanfarria. La noche de albaes tu madre trajo unas botellas de vino para la cena de clavarios. Era el mismo que abrimos en tu cumpleaños, el blanco de Merseguera que nos recomendó la del horno (nunca recuerdo su nombre). Por lo visto a tu madre le encantó su finura, porque ya no lo cambia por ningún otro. Dice que le recuerda a almendra y acaso también a alguna fruta, aunque no consigue descubrir cuál. Y tú, ¿qué tal es la vida por Italia? ¿Crees que podrás venir durante el puente? Aquí se te echa de menos...".

3/10/15

Saturday Night Wine: Arteso Reserva 2010

Aprovecho una visita relámpago a Girona con motivo de intentar pasar la revisión anual de mi anciano automóvil para cargar con algunas viandas de esas que escasean por tierras galas. Y es en esas que, junto a conservas de ventresca, chorizo picantón de Logroño, lentejas leonesas y, origen obliga, horchata de chufa, cargo con algún caldo del país para hacerlo descubrir allende los Pirineos. 

Arteso Reserva 2010 llega desde la D.O.Ca.Rioja y está en su momento óptimo de consumo, así que ni se les ocurra darle un añito más en su bodega porque comenzará su declive (el del vino, creo que quiero decir). De color cereza y capa media, predomina la grosella negra (también conocida como cassis o, quién lo iba a decir, como zarzaparrilla negra) y especias (clavo). En boca el ataque es correcto, con una aceptable acidez. Sigue presente la ya mencionada zarzaparrilla (hermosa palabra; ¿no había algún personaje del TBO que la tomara como refresco y que no consigo ubicar?) acompañada de caramelo. Tras bastantes minutos en copa, surgen las suaves notas a regaliz que tanta gente exige en vinos de la variedad Tempranillo. En este caldo la acompaña la muy riojana Graciano. 
  
Acompañó a la perfección a un excelente pollo a l'ast con patatas a la panadera  e incluso al postre (¡oh sorpresa!) directamente llegado desde Lisboa: los untuosos pastéis de nata de Belem. Así que para todos aquellos que preguntan sobre vinos con una excelente relación calidad/precio, la botella de Arteso Reserva 2010 les va a impactar de manera muy positiva. Y para todos aquellos aún más curiosos, sí: mi anciano automóvil pasó la ITV sin ningún problema.



27/9/15

El Relato del 27: Corona de flores

El impacto de 120 kilos de carne humana embutidos en Dior silenciaron un grito. Tras una espera envuelta en denso polvo, cuatro ojos atinaron a ver, desde la séptima planta de aquel edificio en construcción, los restos de Roberto Mori. Había caído con el rostro hacia arriba, como buscando una respuesta en la lejana silueta que aquellos dos hombres dibujaban.

-Ha sido excesivo, Mario. Con el disparo en la rodilla habría bastado.

-Lo siento, Señor. Pero pensé que ese cabrón iba a sacar la pistola. No sería la primera vez que...

-¿No te caía bien, verdad, Mario?

Bajó la mirada, temiendo que el viejo notara suspicacia en sus ojos.

-Apenas le conocía, Señor. Además, recuerde lo que dicen, si hay herida de bala, que pare el corazón.

-Cuanto daño nos ha hecho el cine a todos, Mario.

Durante unos largos minutos, ninguno de los dos dijo nada. Se limitaron a mirar hacia el ruinoso pueblo. Los adultos hablaban del cielo y de fútbol, y los niños daban patadas al balón. La vida allí transcurría tranquila, excepto en época de vendimia. Entonces, los carros circulaban tirados por mulas que, hastiadas, empleaban su rabo a modo de matamoscas contra los  innumerables tábanos que cada verano invadían la región. Durante el período que transcurría entre el primer y el último racimo, la fuente de la plaza principal arrojaba vino por uno de sus cuatro grifos. Era un vino descolorido, ácido y de poca calidad, pero poco importaba si suavizaba el duro período de vendimia. No, ningún aldeano haría preguntas. El nuevo casino no molestaría a nadie, la capital quedaba lejos y los poderes locales habían demostrado ya su lealtad. Sólo Roberto había sucumbido a la avaricia.

-Jodidos políticos ambiciosos. En fin, Mario, hecho está. A ti te toca recoger el paquetito de ahí abajo. Por favor, la próxima vez, intenta contar hasta diez antes de tocar hierro. Ahora tendremos que repetir todos los trámites con el nuevo concejal. Que no se repita.

-Por supuesto, Señor. No se repetirá.

-Seamos prácticos. Llama a Andrea, el informático. Que borre todos los documentos que nos relacionen con Mori. En la última inspección de los europeos, casi nos pescan. Así que déjale claro que nada de darle al botón de eliminar ni de papeleras de reciclaje. Limpieza a fondo del disco duro, archivos, fotos, cuentas...que no quede nada.

-Piero, Señor. Se llama Piero.

-Lo que sea. Oye, sólo déjale claro, no nos dejes sin informático. Este parece de los buenos, de momento ha sido discreto...y a ti te noto algo nervioso últimamente. Así que no te emociones.

-No se inquiete, Señor. Últimamente no acabo de dormir bien.

-No importa. Volviendo a Mori, ¿sabes donde vivía?

Esta vez más que recelo sintió un miedo frío. ¿Le estaba tanteando?

-Claro, Señor. Tengo los datos de todos los trabajadores de la empresa, asociados y autónomos- dijo sonriendo nerviosamente, buscando algún gesto de complicidad donde agarrarse.

-Pues entonces, los envíos anónimos habituales. Corona de flores y anillo para la viuda. Diamantes, nada de bisutería. Trabajaba para nosotros y no somos ratas napolitanas. ¿Podrás hacerlo sin que corra sangre?

-Por supuesto, Señor. Los trámites habituales cuando alguien causa baja en la empresa- dijo con voz firme. -¿Enviarle?- se dijo Mario a sí mismo- Si el viejo piensa que esto ha sido un impulso, es que está perdiendo facultades. Esta noche, yo mismo le pondré el anillo a la viuda mientras le quito la falda en la cama del difunto.

El anciano, finalmente, forzó una sonrió. Después de todo, gracias a Mario disfrutaría de una Anita totalmente libre a partir de ese día.


26/9/15

Saturday Night Wine: Le Haut-Médoc de Maucaillou 2010

Durante el mes de septiembre la gran mayoría de centros comerciales franceses se lanzan a la batalla de las "foires aux vins". Allí se exponen montañas de cajas, tanto de cartón como de madera donde reposan botellas también ofrecidas sueltas, emparejadas, en, cómo no, "ménage à trois" (discúlpenme el estereotipo...) o en cualquier otro tipo de promoción promociones. 

Este acontecimiento podría deberse a un ataque exacerbado de trabajo por pura empatía y solidaridad hacia viticultores y bodegueros, que en estos días sudan camisetas, tintan manos y respiran levaduras, taninos y trazas casi etéreas de cutina. Podría asimismo ser la esperada oportunidad de vaciar las existencias almacenadas durante muchos meses (véase años) y dar oxígeno, siempre tan protagonista en el mundo del vino, a las arcas en sentido espacial y monetario. En cualquier caso, es una buena oportunidad para tomar el pulso a vinos de otras regiones y asimismo beneficiarse de un excelente (no siempre, pero sí en muchos casos) ratio calidad/precio.

Y es aquí donde descubro este vino elaborado a partir de uvas Cabernet Sauvignon, acompañadasd por racimos de Merlot y de Petit Verdot. Se viste carmesí con capa alta, vino muy serio sin perder finura. Acerco la nariz a la copa y me teletransporto a Tafalla; toffee de café puro e intenso, torrefactos, grosella muy madura. En boca ataca con una más que correcta acidez, siendo estructurado y largo en boca. Un vino muy aconsejable con unas buenas chuletillas a las brasas de sarmiento. Acierto sería también casarlo con una mousse de chocolate.


22/9/15

Moscatel

La iglesia de Santa Úrsula se esconde discreta a la sombra de las Torres de Quart que, hoy en día, rebosan cierta vanidad. Enfilo hacia la Plaza de la Virgen, escoltado por restaurantes de diseño que se codean con locales de comida rápida; liquidaciones y traspasos en flúor, alguna tienda esotérica, bolardos que descomponen coches despistados y sonrisas orientales que regentan kioscos. Entro y elijo cinco postales en sepia, terminarán en Auckland, Lima, Spalding e Isabel. Alcanzo las ocho acequias, me adentro por una callejuela peatonal y pido un moscatel entre cortinones rubíes, querubines y naranjas. El catavinos, jerezano y frío, condensa la atmósfera y la tenue luz, tras doble filtrado, cae áurea sobre el mármol. Mis labios, rocío de miel y flor blanca.

19/9/15

Saturday Night Wine: Castel Firmian, Moscato Giallo 2014

¿Motivo? Celebrar que el reciente congreso "In Vino Analytica Scientia 2015" había resultado muy fructífero en diferentes aspectos. Así que desde Turín llegó una botella de este sorprendente vino elaborado con la uva Moscato Giallo, acompañada de dos hermanas (en su interior, Gewürztraminer y Lagrein), asimismo apetecibles pero no tan espléndidas. 

Apenas reparamos en su color pajizo debido a lo explosivo de sus aromas ya al caer en copa: intensos y tropicales, se acompañan de notas de miel mucho más sutiles. En boca se muestra muy sedoso, largo recorrido y con un flavor que decide acampar en nuestras papilas durante un tiempo más que considerable. 

Podría acompañar sin pestañear la carne de cerdo al horno servida con ciruelas, pasas y nueces, aunque también haría los honores con algún buen queso, siendo preferible para mi gusto que éste sea de tipo suave: el murciano al vino o el valenciano de servilleta fresco.

Una auténtica joya, de esas que intuyo pueden variar (y mucho) entre una añada y otra.


17/9/15

Tintorera

Sonreía con autosuficiencia, escribiendo sin apenas apoyar la pluma en los folios con sello universitario estampado. Los antocianos son responsables del color en la uva tinta. Qué cándido sonaba ahora: "El viernes, examen sorpresa. Entrará hasta el embotellado". ¡El muy borde! ¡Si sabe que tenemos cena el jueves! –pensaron todos al unísono. Estos pigmentos se encuentran en el hollejo de la baya, excepto en variedades tintoreras en las que también se localizan en la pulpa. Cuando en el ejercicio de reconocimiento vio la carne teñida de Garnacha tintorera, no pudo reprimir una carcajada. Color profundamente violáceo, potencia frutal y marcada acidez. Siendo una niña siempre se preguntó qué abriría la llave que, bajo la enciclopedia, su ilustre padre escondía.

15/9/15

Tardana

Cuentan que, en una aldea donde ya débil latía el Mediterráneo, él y ella ansiaban un retoño que no llegaba. El viento llevó un sabio de piel transparente y ambarina túnica. –Llegará cuando encuentres tu reflejo en el lejano lago de Tokkäjarvi– díjoles. Él partió al amanecer. Ella, transcurridas cuatro lunas, comenzó a ser pretendida por un siniestro dignatario. Sólo aceptaría la alianza si él no llegaba antes de que la última baya fuera vendimiada. Cada noche, ella envolvía un mismo racimo entre sus manos, heladas por la ausencia de él. Con todos los campos vacíos de fruta, aquella uva se mantuvo ácida hasta que él regresó con piel transparente y ambarina túnica. Nueve meses después, nació una niña de nombre Tardana.