Château de Manissy se deja vislumbrar desde la autovía, pero luego, tímido, parece desaparecer entre caminos de tierra y algún que otro pino. Un bonito y breve camino nos lleva a un patio exterior custodiado por algunos plátanos de sombra, que nos reciben todavía algo alopécicos. Florian, Monsieur Mathieu, nos muestra la nave de elaboración, nos habla del viñedo, de las ventas de vino...de la historia del lugar, que parece gotear desde las tejas desteñidas.
L'avant-goût du Paradis 2012 se muestra oscuro en la copa, con una capa profunda bordada con reflejos violáceos. Elaborado con un 80% de la variedad Garnacha, y el resto a partir de uva Syrah, la nariz es intensa incluso a copa parada, y al agitarla se abren complejas notas a cacao, regaliz y, muy intensamente, tabaco de Virginia. En boca entra con una acidez que causa sorpresa (de las muy agradables) para este perfil de vino. Lo rejuvenece y le roba estrictez. Notas ahumadas se entremezclan con grosella negra, ciruela pasa y recuerdos licorosos. El tanino es muy redondo, casi sedoso. Permanece largo tiempo entre las papilas gustativas, ayudado por una sabrosa carnosidad.
Un vino muy del terroir, con mucha personalidad, que puede maridar a la perfección con un queso bien graso (¿han probado la torta al maroilles?), una paletilla de cordero al horno, o incluso unas trufas de chocolate puro.
Entre probetas y una amplia paleta de vinos robados a los depósitos, los mezclamos, los catamos, los revestimos y volvemos a hacerlos probar al vecino. Nos divertimos con las distintas variedades, perfiles y caracteres. Jugando como niños.
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