5/3/16

Supernova

Explotan estrellas allá arriba y no se enciende el firmamento ni se engendran auroras boreales, sino sólo fecunda sombra. Explotan estrellas, como palomitas de maíz en la batalla, inexistentes: una, tres en dos segundos, cuatro y cinco. Sístole. Elementales las partículas laten, giran y huyen de la asfixia de esas cuerdas que les persiguen. Piruetean y juegan, se desnudan y se arrullan intercambiando quemazón. Diástole. Llegan las primeras luces carmesíes, y es entonces cuando somos incapaces de comprender si amanecemos o nos atardecemos. Sístole. Supernova roja, Betelgeuse nos regala las cenizas, las que festejamos aunque nos muerdan o nos ardan. Y es entonces cuando somos capaces de creer sólo en cosquillas y confeti. Diástole. Sentados en sillas de paja y madera, puro comburente, custodiamos aburridos el mecanismo de las agujas que, vemos, inyectan un hediondo barro rojo en espesos remolinos. Sístole. Un gran Maelström engulle al conejo de nieve con levita colorada. Diástole. Se despierta el reloj de faltriquera. Sístole. Trata el cocodrilo de tragarlo, diástole. Lo traga. Sístole. Trata de masticarlo, diástole. Colmillo roto, diástole, se atraganta, sístole. Se ahoga, diástole, diástole, sístole, se ahoga el cocodrilo, diástole. Sístole. Sístole, llanto, diástole y más llanto, sístole. Llanto y diástole. Silencio, se extinguieron las explosiones. Silencio. Lo escupe, sístole, envuelto en algas pardas, diástole, sístole, viscosas, palpitantes, apócrifas, diástole, regurgitadas. Recomienza el pausado latir mientras agoniza el reptil con estática sonrisa. Sístole. No hay dientes ni lengua ni escamas. Diástole. Renace y se multiplica la estrella, conquista el espacio y se propaga. Vuelve la lluvia, silenciosa, y ya no hay cuerdas, únicamente partículas alineadas en perfecta espiral. Sístole. Vino tinto y cálida sal, ya no abrasan las ondas gravitacionales; aprenden a mecer las cunas en madera de almendro y las mojan de flores blancas y rosadas. Diástole. 

Anatomía del corazón. Enrique Simonet (1890). 

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