Elaborado con tres variedades de uva, predomina la Tempranillo (96%) frente a la Graciano y Mazuelo (con un 2% cada una de ellas). Durmió diecisiete meses en barricas, todas ellas francesas.
Morado oscuro, casi zaino que diría alguno, de capa muy, muy profunda. En nariz es muy intenso, complejo, dispara notas de tabaco, fruta negra madura (cassis) y sotobosque.
Con una buena acidez al entrar en boca, posee mucho cuerpo pero bien equilibrado, y muestra un tanino poderoso en proceso de pulido (podría esperar un par de años en botella antes de alcanzar su momento óptimo). Aparece un muy ligero gusto ahumado y de pimienta negra, junto los de regaliz negro (aquellas espirales de la infancia...).
Un vino muy serio que se alzó como favorito (de entre cuatro muy variados riojas) para la mitad de los amigos que nos juntamos a catarlo, pero que se tornó excesivo para la otra mitad.
Yo lo acompañaría con un buen entrecot de esos gordotes y poco hecho, he dicho. Tampoco lo descartaría yo para tomar junto a una buena mousse de chocolate negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario