15/9/15

Tardana

Cuentan que, en una aldea donde ya débil latía el Mediterráneo, él y ella ansiaban un retoño que no llegaba. El viento llevó un sabio de piel transparente y ambarina túnica. –Llegará cuando encuentres tu reflejo en el lejano lago de Tokkäjarvi– díjoles. Él partió al amanecer. Ella, transcurridas cuatro lunas, comenzó a ser pretendida por un siniestro dignatario. Sólo aceptaría la alianza si él no llegaba antes de que la última baya fuera vendimiada. Cada noche, ella envolvía un mismo racimo entre sus manos, heladas por la ausencia de él. Con todos los campos vacíos de fruta, aquella uva se mantuvo ácida hasta que él regresó con piel transparente y ambarina túnica. Nueve meses después, nació una niña de nombre Tardana.

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